«Lo que no quieres para ti, no lo quieras para otro», dice un refrán. Llevar a la práctica esta sentencia no es tarea difícil, pues no requiere esfuerzo o actividad alguna, sino sólo dejar de hacer lo malo.
La Regla de Oro es más excelente que el refrán citado. Ya no es suficiente quedar pasivo; La Regla de Oro demanda acción. No basta con ser justo; la misericordia se gloría contra el juicio.
¿Te gusta que te amen, que te defiendan, que te ayuden? ¡Ve, y haz tú lo mismo!
«Así que, todas las cosas que quisierais que los hombres hiciesen con vosotros, así también haced vosotros con ellos, porque esta es la ley y los profetas.» Mat.7:12.
May. B. Luis, Camagüey, 1967
|